Fuente:
Derecho sin Fronteras
La
sociedad bancaria estadounidense Goldman Sachs y la multinacional
anglo-holandesa Shell recibieron este 24 de enero el “Premio a la Vergüenza”,
concedido por las organizaciones suizas Declaración de Berna y Greenpeace, en
paralelo al Foro Económico Mundial de Davos.
Al
entregar este jueves el premio “Public Eye Awards” a las peores empresas del
año, las dos ONG helvéticas denunciaron en la misma ciudad de Davos, “las
agresiones contra los derechos humanos y los crímenes ambientales
particularmente graves cometidos por las empresas irresponsables”.
Hambrear
al pueblo griego
La
Goldman Sachs, que se alzó con la presea otorgada por el jurado, “es un actor central
de la mundialización, guiada por las finanzas, que alimenta los beneficios…,
acrecentando las desigualdades fenomenales y la pobreza creciente de amplios
sectores de la población”. La argumentación enfatiza que “los productos
derivados de Goldman Sachs que permitieron a Grecia integrarse en la zona del
euro de forma fraudulenta hipotecaron el futuro del pueblo griego”.
El jurado
del “Ojo Público sobre Davos” estuvo integrado en esta edición 2013, por Cécile
Bühlman, ex-diputada nacional y presidenta del Consejo de Fundación de
Greenpeace/Suiza; el profesor Kumi Naidoo, ex-secretario general de “Llamado
Global a la Acción contra la Pobreza” (Global Call to Action Against Poverty);
Andreas Missbach, responsable del sector bancos y plaza financiera de la
Declaración de Berna así como los profesores especializados en ética económica
de prestigiosas universidades europeas: Andreas Cassee, Hans Ruh, Ulrich
Thielemann, Klaus Peter Rippe y Guido Palazzo.
La Shell
destruye el Ártico
Por su
parte, el premio del público, resultado del voto por Internet de 41.800
personas de todo el mundo, fue atribuido en esta edición a la trasnacional
petrolera Shell, acusada de estar en la “primera línea de la búsqueda altamente
riesgosa de materiales fósiles en la zona particularmente sensible del Ártico”.
El
descubrimiento de estos nuevos hidrocarburos, subrayan los promotores del
premio, “fue posible debido al cambio climático y más precisamente a la
disminución de la capa glaciar ártica, a la que Shell contribuye con su explotación.
Cada proyecto petrolero de esta naturaleza, insisten, es sinónimo de emisión
masiva de CO2.
Según
estimaciones de especialistas, las reservas petroleras del Ártico, de
continuarse a este ritmo, se agotarían en solo 3 años. Agrediendo “uno de los
últimos paraísos naturales de la tierra y amenazando en forma directa a 4
millones de personas y una fauna única”, insisten.
Las dos
multinacionales premiadas, hacían parte de seis candidatas. La lista la
completaba el grupo energético suizo Repower; la empresa francesa de transporte
y energía Alstom; la multinacional de seguridad privada británica G4S y la
sudafricana Lonmin, la número tres en la industria minera y del sector del
platino en particular, involucrada en la masacre de 44 trabajadores de la mina Marikana.
Correos
de protesta al Gobierno suizo
En esta
edición 2013 el premio del “Ojo Público sobre Davos”, adquiere una particular
importancia. Ya que se inscribe en el marco de una iniciativa más amplia
impulsada por un medio centenar de organizaciones suizas de desarrollo, de
ecología y solidaridad.
La
Campaña “Derecho sin Fronteras” exige a las autoridades nacionales definir
normas legales que obliguen a las empresas suizas aplicar en el extranjero
–especialmente en el Sur y el Este- las mismas normas éticas y ambientales que
deben respetar en la Confederación Helvética.
Horas
antes de la entrega del premio a la vergüenza, varios militantes de la Campaña
“Derecho sin Fronteras” se movilizaron hacia Davos, utilizando métodos
innovadores de denuncia. Entre ellos un enorme afiche con la figura del
ministro de economía nacional Johann Schneider Ammann.
Los
promotores de la campaña relanzaron la acción que se extenderá durante una
semana a través de un mensaje electrónico estándar dirigido a las autoridades nacionales.
Solicitando que den una respuesta a la petición ciudadana presentada en junio
pasado, firmada por 135 mil personas, y que exigía reglas obligatorias para que
las multinacionales helvéticas respeten los derechos humanos y ambientales en
el sur. En solo 24 horas el Gobierno suizo recibió 7.273 mil correos
electrónicos de protesta.
Sergio
Ferrari, en
colaboración con E-CHANGER, ONG suiza de cooperación solidaria, promotora de la
Campaña “Derecho sin Fronteras”.
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