extraído de Público
Vicenç Navarro
15 oct
2012
Mark
Weisbrot, uno de los analistas de la realidad internacional más conocidos y
respetados en EEUU, acaba de escribir un artículo sobre Venezuela y sobre
América Latina en el International Herald Tribune (10.10.12) que, como
era de esperar, ha pasado desapercibido en los mayores medios de información
españoles. En realidad, más que pasar desapercibido, ha sido ignorado porque
los datos y la exposición de la realidad de aquel continente que presenta
Weisbrot muestran los errores, manipulaciones y falta de objetividad que
existen en los mayores medios de comunicación de España en sus reportajes sobre
América Latina. En realidad, la práctica periodística de tales medios, en su
cobertura de aquel continente, responde más al terreno de la propaganda
política que al de la información equilibrada que intenta ser objetiva.
Según
esta visión propagandística, Venezuela es una dictadura dirigida por el
dictador Hugo Chávez que ha terminado con las libertades en aquel país. A esto
se añade también que sus políticas han arruinado su economía. Esta
interpretación de la realidad de Venezuela se repite constantemente en la
mayoría de los medios españoles, tanto públicos como privados, y tanto escritos
como orales. Raramente en tales medios se cita el nombre del Presidente de
Venezuela, el Sr. Hugo Chávez, sin anteponerle el calificativo de “dictador”.
Ocultados
por esta avalancha propagandística, hay algunos hechos elementales de fácil
verificación. Y uno de ellos, como ha señalado Mark Weisbrot, es que la
afirmación de que la libertad de prensa ya no existe o está limitada en
Venezuela, o que las fuerzas opositoras encuentran dificultades para expresar
su crítica al gobierno, carece de credibilidad. A la luz de los hechos, tales
acusaciones no son sostenibles. Según la compañía Nielsen Media Research
International (una de las compañías, basada en EEUU, de mayor experiencia en el
análisis de los medios de información, tanto de EEUU como del mundo) la gran
mayoría de canales de televisión en Venezuela son privados, pertenecientes a
empresas mediáticas que expresan gran hostilidad hacia el gobierno Chávez. En
realidad, la televisión pública -instrumentalizada por el gobierno venezolano-
cubre sólo el 5,9% de la audiencia venezolana. Un tanto igual ocurre en la
prensa escrita, en la que la mayoría de rotativos, incluyendo los que tienen
mayor difusión, como El Nacional, El Universal y otros, son
privados, pertenecientes a grupos económicos nacionales e internacionales.
Todos ellos son claramente hostiles al gobierno Chávez. Algo semejante ocurre
con la radio, donde sólo el 14% es de propiedad pública. La gran mayoría es
privada, y es también contraria al gobierno. La oposición controla pues la gran
mayoría de medios de información de Venezuela. No es cierto, por lo tanto, que
haya falta de fórums para los partidos o movimientos sociales que se oponen al
gobierno Chávez. Antes al contrario, los datos muestran que el dominio de los
medios está en manos de la oposición.
En
realidad, la concentración de los medios y de su propiedad es un fenómeno
alarmante para la democracia venezolana (y para la española). Y es previsible
que cualquier intento de diversificar la oferta mediática (controlada hoy por
grupos económicos) por parte de las autoridades públicas para asegurar una
mayor diversidad, genere resistencia sustentada bajo la premisa de defender la
“libertad de prensa”. Esto es lo que está ocurriendo en la mayoría de países de
América Latina con gobiernos progresistas. En todos ellos hay un conflicto con
los conglomerados mediáticos. Mientras, hay que señalar que hay más medios de
información venezolanos que critican al jefe del Estado en Venezuela que medios
de información españoles que critiquen al jefe del Estado en España. Y hay
muchísimos más medios de derecha en Venezuela que medios de izquierda en
España. En realidad, en España, con la desaparición del diario escrito Público,
no hay ni un rotativo de izquierdas. ¿Dónde hay, pues, más “libertad de
prensa”?
La
falta de diversidad de los medios españoles y sus consecuencias
Es
precisamente la limitada libertad de prensa en España lo que explica que la
visión de América Latina entre la población española sea tan sesgada. Los
medios españoles, instrumentalizados los privados por grupos económicos y los
públicos por los partidos gobernantes, proyectaron sus deseos al informar que
el Presidente Chávez perdería las elecciones. En realidad, todas las encuestas
fiables mostraban que Chávez ganaría por amplia mayoría, como así fue (ver
David Rosnick Adjusting for Polling Biases in Venezuela’s 2012 Presidential
Election. Octubre 2012), en unas elecciones limpias, tal como reconoció el
candidato opositor. La victoria del candidato Chávez fue contundente (55%
versus el 44,2% para su adversario, con un 81% de participación electoral), en
uno de los sistemas electorales más democráticos de América Latina. Como ha
indicado el Centro del ex presidente Carter de EEUU (que evalúa y supervisa las
elecciones en varias partes del mundo), las elecciones en Venezuela han sido
limpias y reflejan justamente el sentir popular. Cito directamente del informe
del Centro Carter: “Aunque algunos criticarán los resultados que dieron a
Chávez la victoria, nuestra observación nos permite concluir, sin lugar a
dudas, que Chávez venció las elecciones justamente y sin artimañas. En realidad
de todas las elecciones que hemos supervisado, las elecciones venezolanas son
las mejores del mundo. Los venezolanos tienen un excelente sistema electoral…” (citado
en Keane Bhatt, “A Hall of Shame for Venezuelan Elections Coverage. North
American Congress in Latin America News Analysis”)
¿Qué
ocurre en Venezuela?
La
popularidad del Presidente Chávez se debe a que dio prioridad en sus políticas
públicas a atender las necesidades de las clases populares, con especial atención
a los sectores más vulnerables. Según el Gabinete de Estudios de América
Latina del Center for Economic and Policy Research (CEPR), la pobreza en
aquel país ha descendido durante el mandato de Chávez un 50% (y la pobreza
extrema un 70%), un hecho único en América Latina. Tales datos han sido también
documentados por la conocida publicación del mundo empresarial de EEUU, la Bloomberg
BusinessWeek, que en un informe sobre Latinoamérica concluye: “Bajo Chávez,
la pobreza pasó de representar el 50% de la población cuando ganó sus primeras
elecciones, a un 31,6% en 2011. Y la pobreza extrema pasó de un 20% a un 8,5%
durante el mismo periodo. Venezuela tiene el nivel de desigualdades más bajo de
América Latina y el Caribe, según las Naciones Unidas” (07.10.12). (Es
importante señalar, por cierto, que debido a la protesta de varios empresarios
estadounidenses, tal conclusión fue eliminada del informe, tras haberse ya
publicado).
Sin
lugar a dudas, el gobierno Chávez ha sido uno de los que ha tenido mayor sensibilidad
social en América Latina. Además de la notable disminución de la pobreza, ha
llevado a cabo campañas de alfabetización y escolarización masivas, que han
doblado su cobertura durante el mismo periodo antes citado, cuadriplicando,
además, la cobertura del sistema de pensiones públicas. Semejante expansiónȠha ocurrido con el sistema
público sanitario, alcanzando a sectores de la población que no habían visto un
médico en su vida. Y ha priorizado últimamente un programa sumamente popular,
el de construcción masiva de vivienda pública. Todos estos hechos explican su
popularidad.
Y este
desarrollo social se ha realizado junto con unas políticas económicas que han
activado el crecimiento. Un dato resume el éxito de sus políticas económicas.
Desde el año 1980 hasta 1998, periodo durante el cual los gobiernos de Venezuela
aplicaron políticas de claro corte neoliberal, el PIB per capita cayó un 14%.
Desde 2004, cuando el Presidente Chávez tomó el control de la producción de
petróleo en su país, el PIB per capita ha crecido un 2,5% cada año en promedio.
Como bien subraya Mark Weisbrott, el supuesto “colapso de la economía
venezolana” ha sido una de las predicciones más frecuentes en los medios de
información españoles hostiles al gobierno Chávez. En realidad, las tasas de
crecimiento económico de Venezuela (4,2% del PIB en 2011 y 5,6% en 2012) han
sido mucho mayores que las españolas (Un caso abusivo de desinformación sobre
América Latina y sobre Venezuela son los artículos de Moisés Naím en El País,
que ha estado prediciendo el colapso de la economía venezolana año tras año.
Tal rotativo no ha informado de que dicho columnista fue miembro del gobierno
venezolano y del Banco Central Venezolano que aplicó las políticas económicas y
financieras neoliberales responsables del descenso de la capacidad adquisitiva
de las clases populares de aquel país, tal como he citado anteriormente, y que
el gobierno Chávez ha revertido).
El daño
que hace la falta de pluralidad de los medios en España
La
falta de diversidad mediática es uno de los mayores problemas que tiene la
democracia española. Su cobertura de la realidad de América Latina en general y
de Venezuela en particular es sesgada en extremo, alcanzando niveles
bochornosos. Lo que hace no es informar, sino hacer propaganda profundamente
conservadora, hostil hacia los partidos y movimientos progresistas, y en
defensa a ultranza del neoliberalismo económico, cuya aplicación en
Latinoamérica en los años noventa condujo a uno de los periodos en la historia
reciente de aquel continente con mayor ineficiencia económica, mayor crecimiento
de las desigualdades y mayor pobreza. Tal ideología está bien representada por
los escritos de Mario Vargas Llosa, el premio Nobel de Literatura, que escribe
habitualmente en El País, y que parece configurar la interpretación que
tal rotativo presenta sobre aquel continente. Es la opinión de la ultraderecha
neoliberal, que en EEUU representa el Tea Party, y que en España representa la
que fue hasta hace poco Presidenta de la Comunidad de Madrid, la Sra. Esperanza
Aguirre, de la cual Mario Vargas Llosa es profundo admirador, habiendo incluso
indicado que si la Sra. Aguirre fuera la que gobernara en España (la pesadilla
de millones de españoles), España no estaría en la crisis en la que se
encuentra. Ésta es la versión de la realidad, tanto de España como de América
Latina, que se presenta en la mayoría de los medios de mayor difusión, a los
que se atribuye una objetividad y equilibrio inexistentes en sus reportajes.
Ni que
decir tiene que la crítica al gobierno Chávez es necesaria en las áreas en las
que aquel gobierno es mejorable. El excesivo presidencialismo es una de ellas.
Pero la misma prensa que critica a Chávez por ello, permanece silenciosa en
relación al abusivo presidencialismo de los sucesivos gobiernos españoles. Algo
parecido ocurre con la violencia en Venezuela, presentada errónea y
maliciosamente como el país con 걭ayor cantidad de homicidios de América Latina.
Tal violencia, común en muchos países de América La䝴ina, es denunciable. Pero
los medios súper críticos con el gobierno Chávez han permanecido en un silencio
ensordecedor frente a la enorme violencia de Honduras, el país más violento de
América Latina, con el agravante de que gran parte de tal violencia es política
(lo cual no es el caso de Venezuela, cuya violencia es por delitos comunes), como
consecuencia de una brutal represión por parte del gobierno hondureño, cuyo
partido pertenece, por cierto, a la misma Internacional Liberal que el partido
gobernante en Catalunya, Convergencia Democrática, sin que este partido catalán
haya protestado por tal represión.
Otro
silencio ensordecedor aparece en la crítica de la alianza del gobierno Chávez
con el sistema dictatorial de Irán. No tengo ninguna simpatía por tal régimen.
Antes al contrario. Pero la política (que considero desacertada) de que el adversario
de tu adversario es tu amigo, lleva a unas alianzas en la geopolítica
que determinan unos apoyos frecuentemente cuestionables. La crítica a esta
alianza Venezuela-Irán por parte de los citados medios pierde credibilidad, sin
embargo, cuando se compara con su silencio respecto a las alianzas tanto
de EEUU como de la Unión Europea con el Estado de Israel, a pesar de los
horrores y brutalidades documentadas que se están realizando en contra del
pueblo palestino por parte de aquel Estado.
Los
costes para España de tener tales medios de información y persuasión
El
comportamiento tan sesgado de los medios españoles sobre Venezuela y sobre
América Latina está perjudicando enormemente a la comprensión de lo que ocurre
en aquel continente. Tales medios intentan dividir los gobiernos entre buenos
(Lula) y malos (Chávez) creando divisiones falsas que no ayudan a entender lo
que ocurre. En realidad, Lula apoyó a Chávez, indicando que “una victoria de
Chávez será una victoria no sólo para el pueblo de Venezuela, sino también una
victoria para todos los pueblos de Latinoamérica”. Hoy, al periodo neoliberal
de los años ochenta y noventa le ha sucedido uno con una larga lista de
gobiernos de izquierda que intentan transformar profundamente sus sociedades a
partir de procesos democráticos que exigen un cambio muy notable de las
relaciones de poder controladas por grupos económicos y mediáticos que se
resisten a tales cambios. Todos estos gobiernos (Rafael Correa en Ecuador, Luiz
Inácio Lula da Silva y ahora Dilma Rousseff en Brasil, Evo Morales en Bolivia,
José Mújica en Uruguay, Cristina Fernández en Argentina, y otros) están
intentando democratizar sus sociedades, lo que implica un cuestionamiento de la
monopolización de la información en los medios, lo cual explica su “mala
prensa”. El día que España tenga un gobierno que sea de izquierdas e intente
semejante democratización, veremos también su “demonización”.
Hasta el párrafo enterior el artículo tomado de Público, por mi parte, no puedo menos que recordar el triunfalismo de los medios en España, cuando se pensó que el Presidente Chávez, había sido derrocado, en particular un periodista de mucho renombre, (cuyo apellido tiene que ver con los árboles), a quién a partir de ese día decidí no escuchar mas, por higiene mental.
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