
Los productos apícolas son valiosos suplementos nutricionales destinados a suplir carencias de la dieta moderna, basada en alimentos refinados e industrializados.
Los antioxidantes, presentes en todos ellos, se hacen cada vez más necesarios para contrapesar a los radicales libres, que, junto al estrés, tienen un rol decisivo en el origen de muchas patologías como el cáncer, las afecciones cardiovasculares, las enfermedades autoinmunes y el envejecimiento precoz.
Miel
Está compuesta en un 70-80% por azúcares simples (fructuosa y glucosa), pero su riqueza nutritiva y terapéutica está en el resto de sus componentes. Tiene muchos minerales y sobre todo microminerales (unos 30 oligoelementos), aminoácidos (17), ácidos orgánicos, aminas (acetilcolina), enzimas, vitaminas y un poderoso antibiótico natural (inhibina) que le confiere sus conocidas propiedades conservantes y desinfectantes.
Es un endulzante natural, de fácil asimilación y que incrementa la resistencia al cansancio, mejora la asimilación del calcio y aumenta los glóbulos rojos, siendo recomendable para estados de crecimiento, anemias, fracturas, menopausia y osteoporosis, entre otros trastornos.
Sus enzimas aumentan el poder digestivo, controlan la flora bacteriana del tubo digestivo y es un excelente protector hepático, con un suave efecto diurético y antiséptico.
Es conocido su efecto expectorante y estimulante de la secreción bronquial. Desde la antigüedad se conoce el efecto antiséptico, cicatrizante y emoliente de la piel.
El polen
El polen es el alimento más completo y valioso de la naturaleza. Su contenido proteico es 3 veces superior al de la carne. Posee los 23 aminoácidos necesarios para el organismo y casi todo el espectro vitamínico. Tiene una gran riqueza en minerales (sobre todo hierro) y microminerales (más de 20 oligoelementos). Además contiene enzimas, ácidos orgánicos, flavonoides y fibra.
Debido a su extraordinaria composición, es considerado el complemento alimenticio de más rápido efecto sobre el organismo. El polen reequilibra, estimula, tonifica y desintoxica. Es aconsejado en adultos a nivel preventivo y resulta altamente efectivo en casos de hipertrofia, inflamación y adenoma, resultando incluso recomendable en cáncer avanzado.
Además aumenta los glóbulos rojos, es regenerador y energizante, reduce la formación de placas de colesterol, estabiliza la tensión arterial, es un singular regulador del tránsito intestinal, un excelente regulador metabólico e ideal en afecciones hepáticas y en úlceras duodenales. Además es útil en estados depresivos o alteraciones nerviosas.
Propóleo
Su composición es muy variable, dependiendo de la flora y el clima de cada lugar. Se le han detectado más de 250 elementos constitutivos y unos 50 principios biológicamente activos, lo que explica su gran cantidad de propiedades. Tiene resinas, bálsamos, aceites esenciales, más de 20 minerales, vitaminas, aminoácidos y más de 50 grupos de flavonoides.
Es antibacteriano, antimicótico, anticolesterolémico, antiparasitario, antiinflamatorio, antioxidante, antitóxico, antialérgico, analgésico, anestésico, antituberculoso, antiviral, citostático, desodorante, epitelizante, estimulante de la inmunogenesis, fitoinhibidor, hemostático, hipotensor y termoestabilizador.
Sus cualidades antioxidantes -además de reducir el efecto de los radicales libres- son responsables de la acción antiviral y antibacteriano, además estimula la reacción inmunológica del organismo, regula el apetito, ayuda a la regeneración de úlceras e impide la formación de caries y placa bacteriana, entre muchos otros beneficios.
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