Un
extenso informe publicado ayer por el diario The New York Times vuelve a
encender los focos sobre una tragedia que saltó a todos los foros
internacionales hace dos años: la empresa taiwanesa Foxconn, que emplea a 1,2
millones de personas sólo en China, incumple flagrantemente las leyes laborales
y hasta agrede la dignidad de sus trabajadores, con el único fin de producir
aparatos electrónicos de la forma más rápida y barata posible. Compañías como
Apple, Amazon, Dell, Hewlett-Packard, Nintendo, Nokia o Samsung se benefician
de esa situación.
Los
trabajadores caen en depresiones, sufren graves lesiones o se suicidan
Bien lo
sabe Apple, que esta semana anunció su récord histórico de beneficios: 13.060
millones de dólares sólo en el último trimestre de 2011, gracias a la venta de
37 millones de iPhones (en especial el 4G) y 15,4 millones de iPads. Mientras
la firma californiana se sitúa como una de las de mayor capitalización bursátil
del mundo, los fabricantes de ese milagro viven hacinados en residencias
cochambrosas y trabajan mucho más de las 60 horas semanales que marca cómo
límite el Código de Conducta para Proveedores de Apple. Los trabajadores más
desafortunados padecen castigos humillantes, caen en depresiones, sufren
lesiones de gravedad o, sencillamente, se suicidan.
"Estamos
intentando hacer las cosas mejor, pero mucha gente se sentiría realmente
molesta si viera de dónde viene su iPhone", confesó un antiguo directivo
de Apple al diario neoyorquino. A pesar de las denuncias, pocas cosas han
cambiado en Foxconn. A lo sumo un aumento en los salarios, que hasta la oleada
de suicidios de 2010 se situaba en 100 euros (200 euros trabajando 12 horas al
día).
El año
pasado, Foxconn efectuó 229 auditorías. Hubo ligeras mejoras en algunos campos,
pero se llegó a la conclusión de que más de la mitad de empleados excede las 60
horas semanales y trabaja más de seis días a la semana. Los episodios de
discriminación, falta de medidas de seguridad, impago de horas extras y otras
violaciones laborales fueron la norma. Como consecuencia, cuatro empleados
murieron y otros 77 resultaron heridos en explosiones dentro de sus
instalaciones.
Foxconn
es el mayor proveedor mundial de aparatos electrónicos
Uno de
los fallecidos fue Lai Xiaodong, encargado de la sección donde se pulen las
carcasas de aluminio en la planta de Chengdu, al suroeste del país. A pesar de
que Sacom, un grupo de Hong Kong contra las malas prácticas corporativas,
advirtió a Apple del deplorable estado de ventilación en el lugar y le recordó
el riesgo de accidente debido al polvo de aluminio, la firma de la manzana optó
por ignorarlo. Sólo dos semanas después, en mayo del año pasado, una tremenda
explosión mató a Lai y otros tres compañeros e hirió a 18 más.
Ignorando el problema
"Si
ves el mismo patrón de problemas año tras año, eso quiere decir que la empresa
está ignorando el asunto más que intentando solucionarlo", denuncia otro
exdirectivo de Apple. De hecho, el inmaculado código de conducta de la compañía
es incumplido constantemente en Foxconn, a pesar de que Apple remarca que si
"un proveedor se niega a cambiar", rompe su relación con él. Algo que
Apple parece ni plantearse en el caso de su mayor socio en la cadena de
producción de sus iPhone e iPad, herramienta clave para poder satisfacer la
ingente demanda global de estos dispositivos y seguir engrosando su cuenta de
beneficios. Según relata un exdirectivo de la empresa taiwanesa, "en
cuanto se firma el contrato y Foxconn se convierte en un proveedor de Apple,
esta no vuelve a prestar ninguna atención".
137
empleados resultaron heridos por la manipulación de un químico tóxico
Además
de tolerar condiciones laborales más propias del siglo XIX, varios informes
independientes han denunciado la total desidia por el medio ambiente de Apple.
El Instituto de Asuntos Públicos y Medioambientales de Pekín publicó en
septiembre un extenso informe en el que acusaba a todos los proveedores de Apple
en China de verter residuos contaminados y metales pesados en las comunidades
aledañas a sus plantas de producción, creando una grave amenaza para la salud
pública. Al día siguiente, un portavoz de la firma aseguró que Apple estaba
comprometida "con el cumplimiento de los estándares más altos y la
responsabilidad social en su cadena de proveedores".
También
el año pasado, la compañía de Cupertino admitió que 137 empleados de una
fábrica en la ciudad de Suzhou resultaron heridos de gravedad debido a la
manipulación de un químico tóxico que se utiliza para hacer las pantallas de
cristal ultrafino del iPhone. Otro caso es el de la sección de pulimento de
carcasas de Chengdu donde se produjo la explosión mortal. La falta de
ventilación afectó durante meses a miles de trabajadores por el polvo de
aluminio, un tóxico bien reconocido. Otro de los gigantes que provee a Apple,
Wintek, padeció una huelga en enero de 2010 porque más de un centenar de
empleados vivían expuestos de manera continuada a hexano, un hidrocarburo
neurotóxico, también por fallos en los sistemas de ventilación.
Ma Jun,
director del Instituto de Asuntos Públicos y Medioambientales, aseguró tras
presentar el informe que Apple es mucho menos proactiva en las investigaciones
que otros gigantes. Y de hecho, aunque Apple asegura que está en la vanguardia,
The New York Times cita a un empleado de la consultora BSR que asegura
que Apple está a la cola de las multinacionales en cuanto a presión sobre sus
proveedores, a pesar de las constantes "recomendaciones" de
sindicatos laborales y grupos medioambientales.
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