jueves, 25 de noviembre de 2010

¡Al abordaje, mis piratas!



Supongo que al leer el título de éste artículo, ustedes imaginaron que sería algún comentario sobre los innumerables cuentos o novelas de aventuras, con Sandokan, el Corsario Negro, el Pirata Morgan, o el mismo Francis Drake, pero como fue nombrado Sir, mandando a sus hombres, para apoderarse de tesoros, mujeres cautivas y barcos, en suma, una cantidad de bienes, que en la literatura, nos han contado famosos escritores, de una manera hasta romántica
Pero no, están equivocados, acá no hay nada de novelesco, ni como la narrativa nos ha querido vender, y digo vender, pues más allá de las aventuras de ese género, lo cierto es que piratas, corsarios, bucaneros, etc., solo eran ladrones y asesinos, en algunos casos pagados por los gobiernos europeos y algunos americanos.
Ni siquiera se trata de los modernos piratas, que atacan barcos de pesca, que tan protegidos por las mismas naciones que han contribuido (y contribuyen), a ser los causantes de su existencia, están gastando el dinero de sus respectivos contribuyentes, en esos mares de Dios.


Carlos Altieri

¡No!, en éste caso se trata del ejército israelí, el que en actos de cobarde agresión, asesina, roba y detiene a ciudadanos de otros países en misión humanitaria, en aguas internacionales.
Muchos pensarán que el hecho ya pasó, que ya no es noticia, pero como al día de hoy no solo no ha sido sancionado, ni castigado como merece un acto de piratería intenacional, sino que, ni siquiera aclarado debidamente.
Todos recordarán cuando el 31 de mayo del corriente año, comandos israelíes atacaron los barcos en los que viajaban 600 civiles sin armas, de 34 países, a 72 millas náuticas de la costa de ese país.
Este hecho en si, ya constituye una grave violación de la libertad de navegación, ya que según el Derecho Internacional, “un barco solo puede ser interceptado en alta mar, si está implicado en actos de piratería (¿), trata de esclavos, emisión de señales sin autorización o si carece de pabellón nacional”.
El caso es que las mencionadas naves, no se hallaban en ninguno de los supuestos de la ley internacional.
Por otra parte, como resultado del mencionado ataque, han sido asesinados cobardemente por los soldados israelíes, ocho ciudadanos turcos y uno estadounidense, los cuerpos presentaban mas de 30 impactos de bala en total, pero ninguna arma, salvo hierros y palos, ¿Qué tal?
Y como broche de oro a los pocos días aparecieron en Israel ordenadores vendidos por aquellos mismos soldados y un oficial, que habían sido robados en los barcos, (porque el negocio es el negocio), lo que motivó un escándalo en éste país y una investigación oficial, esto último parece una broma de mal gusto.
No obstante a la fecha no se observa ningún, como he dicho, tipo de sanción, ya que a Israel le importa tres belines, lo que diga la comunidad internacional, mientras se halle protegido por los poderosos intereses del gran gendarme del norte (que nada tienen que ver con el pueblo norteamericano, que en general también ha condenado el hecho).



Sé perfectamente que éste escrito, de poco ha de servir, para modificar situaciones, que sobrepasan mi humilde voz de protesta, creo que probablemente solo sirva para mantener vivo el hecho, que no se olvide tan fácilmente, de que aquellos países que hoy miran para otro lado, hagan algo (tamaña utopía), o en definitiva para un desahogo personal, de algo que me envenena el alma, pisoteando impunemente, como diría Mafalda, mi jardincito interior.
O quizás solo sirva para que, si en el futuro, otros barcos, cargados de armas de destrucción masiva, como son; alimentos básicos, ropa, juguetes, material escolar, etc.,
para niños de Gaza o de cualquier otro lugar del mundo, lo piensen dos veces y quizás hasta tres, antes de gritar, ¡¡¡al ataque, mis piratas!!!

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