lunes, 23 de agosto de 2010
La inmigración ignorada: Romá / gitanos de Europa oriental en España, 1991-2006
Juan F. Gamella
Universidad de Granada
En España, como en otros países de Europa, hay un tipo de inmigración que los políticos y los estudiosos han soslayado a pesar de su visibilidad y su ya dilatada presencia: la de los romá/gitanos procedentes de Europa central y oriental, sobre todo de Rumanía, que llevan más de una década viviendo de forma creciente en este país.
En España, como en otros países de Europa, hay un tipo de inmigración que los políticos y los estudiosos han soslayado a pesar de su visibilidad y su ya dilatada presencia: la de los romá/gitanos procedentes de Europa central y oriental, sobre todo de Rumanía, que llevan más de una década viviendo de forma creciente en este país.
Los romá, sinti y gitanos constituyen un tronco étnico, un "archipiélago de grupos" emparentados y con cierto "aire de familia", que cuenta con representantes en casi todos los países de Occidente y para los que hay apelativos, exónimos y generalmente despreciativos, en todas las lenguas: gypsies, rom, zigeuner, gitanes, tsiganes, manouches, sinti, cigány, tigane, etc. (ver Okely 1983, Sutherland 1985, Fraser 1992a, Crowe 1994, Stewart 1997, Pasqualino 1998). Sin embargo, a pesar de tener antepasados comunes en una remota migración india a Occidente, todas las poblaciones romá o gitanas del mundo han sufrido una marcada transformación por su contacto con los pueblos con los que han convivido y con los que se han ido mezclando. Por esto puede hablarse de un mosaico de grupos romaníes que muestran "una inmensa gama de variación étnica" (Acton 1979: 231) y una diversidad de formas de inserción sociolaboral.
En Europa occidental y en América, los grupos gitanos provienen de dos grandes oleadas migratorias, provocadas por una combinación de procesos de persecución, expulsión y atracción en diversas zonas del continente Euroasiático. La primera, que comenzó a principios del siglo XV, seguramente provocada por la presión turca sobre las zonas europeas del imperio bizantino, terminó al inicio de la siguiente centuria con el endurecimiento de las medidas contra la presencia y la movilidad de los gitanos en los emergentes estados de Suiza, España, Francia, Inglaterra, etc. (Piasere 2004). De esta primera oleada provienen las principales poblaciones gitanas "nacionales", es decir, asentadas y asociadas con países concretos, como los calé españoles, los ciganos portugueses, los romanichels ingleses y los manouches franceses o los sinti alemanes e italianos (Fraser 1992a ).
La segunda oleada migratoria se produjo en la segunda mitad del siglo XIX y concierne a grupos romá de ascendencia Vlax o valaca, que emigraron desde Hungría y los Balcanes, en parte siguiendo los mismos procesos migratorios que otros habitantes de esas zonas, por ejemplo, a Norteamérica (Fraser 1992b). Es también probable que esta segunda oleada migratoria se viera reforzada por el final de la esclavitud rom en Moldavia y Valaquia y, en cualquier caso, llevó a una diáspora de romá por todos los países de Occidente. La segunda guerra mundial y, sobre todo, la terrible persecución y holocausto nazi pondrán fin a este éxodo gitano y redujeron la presencia y la movilidad de los romá en Europa (Barany 2002).
Desde 1990 asistimos a la tercera gran oleada migratoria gitana hacia Occidente. Grupos romaníes de Rumania, Eslovaquia, Bulgaria, Bosnia, Kosovo, Macedonia, etc., llegan a Alemania, Suiza o Austria y se establecen allí o siguen camino hacia Francia, Italia, España, Inglaterra y varios países de América. En este período tras el final de la Guerra Fría, la inmigración romá se ha vivido por primera vez en nuestro siglo como un decisivo problema político internacional, concerniendo sobre todo a la integración europea (Guy, Uherek y Winerova 2004; Czech Academy of Sciences 1999).
La emigración romá/gitana de Europa oriental se ha configurado como un tema de especial relevancia internacional al final de la Guerra Fría y la caída de los regímenes de economía comandada del centro y este de Europa. Es llamativo que sólo en la última década haya inquietado a las organizaciones internacionales, como si antes no existieran gitanos o romá en el este. "Desde 1993 el tema romaní ha estado en el corazón del trabajo del Consejo de Europa para el comité europeo sobre migraciones" (Klimová 2004: 11). Un elemento de creciente importancia es el tamaño de estas poblaciones y el peso correspondiente de sus migraciones. Si "los saltos migratorios hacia occidente han sido un rasgo recurrente en la historia de los romá", algo ha cambiado desde la Segunda Guerra Mundial y es que, a pesar del Holocausto gitano, "las migraciones romaníes involucraban cada vez a un número mayor de personas" (Klimová 2004: 11). Hasta tal punto esto es así que esta tercera oleada de emigrantes gitanos procedentes de Eslovaquia, Bulgaria, Serbia, Kosovo o Rumania se percibe como una avalancha masiva en la que las metáforas de "inundación" o "invasión" despiertan temores recurrentes y provocan reacciones desmedidas, aunque también promueven un interés por los gitanos orientales del que no gozaron nunca antes. Ahora la "estabilización" de los romá en estos países, es decir, la mejora de sus condiciones de vida y su integración en las comunidades locales se ha convertido en un tema estratégico no sólo para sus gobiernos, sino para toda la Unión Europea. Estamos entrando en una nueva época en relación a los grupos romaníes de Europa y su conformación de minorías étnicas en países de Europa occidental que, como España, tienen ya importantes minorías autóctonas.
Los romá/sinti/gitanos constituyen la minoría más numerosa, más pobre y con un mayor crecimiento de todas las que viven en la Unión Europea (1) (Holt 2005). Sólo en Rumanía, Bulgaria y Eslovaquia se calcula que viven cerca de tres millones de romá/gitanos. Y recordemos que en la Europa del este, los principales perdedores del proceso de democratización han sido los romá o gitanos. De hecho "para la inmensa mayoría de los gitanos, el cambio de régimen ha significado un deterioro en sus oportunidades de empleo, un desplome de sus condiciones de vida y una creciente animosidad por parte de sus vecinos que ha llevado a un mayor aislamiento social" (Barany 2002: 17). Una gran parte se ha quedado sin empleo, sus niveles educacionales, ya bajos, se han reducido y su situación general se ha agravado (Crowe 1999; Zoon 2001a, 2001b). Se aprecia por tanto una cierta nostalgia de la vida que llevaban bajo el régimen comunista, cuando "muchos romá se acostumbraron a la protección del estado paternalista y en la nueva Europa oriental no fueron capaces de adaptarse a los inmisericordes mecanismos del mercado" (Barany 2002: 201).
Esto es solo unba parte del texto, volveremos sobre el tema, depende de UDS.
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