viernes, 23 de noviembre de 2007

COMUNICADO POR LA ANULACIÓN DE LOS INDULTOS:

El pueblo de la República Argentina ha logrado una victoria histórica, la Suprema Corte de Justicia declaró inconstitucionales los indultos decretados por el Presidente Menem en la década de los 90
. Pese a los grises papeles jurídicos, esta es una Victoria luminosa de todo el pueblo argentino y muy especialmente de los movimientos de Derechos Humanos.
Han pasado mas de treinta años desde que los verdugos uniformados reemplazaron a los verdugos civiles.
Tres décadas en que la población victimizada por la dictadura se ha mantenido en plena movilización, logrando verdaderos éxitos históricos que han determinado el rumbo mundial del concepto social y legal de los Derechos Humanos.

LAS RAZONES EN MANOS DEL PUEBLO.

JUSTICIA y no revancha.
Cuando se dan victorias como esta surgen muchas madres y cuando se debe digerir una derrota, los padres de la derrota no aparecen en ninguna parte. Entonces, si se quiere determinar quien ha sido responsable del adelantamiento se habrá de argumentar con contundencia.
Y esto, es lo que haré en estas líneas.
100.000 víctimas directas son el legado de la dictadura, sumando a los 30.000 desaparecidos, mas los muertos aparecidos, los exiliados, los encarcelados, los represaliados y por supuesto, los muertos y heridos a la batalla de Malvinas, victimas conjuntas del Imperialismo Ingles y de la barbarie y cobardía de los mandos militares.
Cien mil personas que tienen como mínimo 10 parientes y amigos directos, es decir un millón de personas que han sufrido en su circulo intimo el terror de Videla y Cía.
En estos treinta años los verdugos han estado en libertad y no tan sólo libres, si no que además haciéndose ver en la sociedad.
La madre de un compañero mío desaparecido en 1977 se encontraba en su mismo barrio con el policía que lo secuestró delante de toda la familia y que violó a la hermana pequeña de 14 años.
Cualquier damnificado por la represión podría haber ejercido la revancha metiéndole un disparo en la cabeza al verdugo de sus familiares. En la Argentina, desgraciadamente, comprar una arma es mas sencillo que comprar una bicicleta.
Las barbaridades de los represores han ultrapasado los límites mas horrorosos de los yanquis en Vietnam o de los franceses en Argelia o de los nazis en Europa. Y para demostrarlo tan sólo pondré un ejemplo: Un médico de la marina desarrolló un sistema por torturar fetos, introduciendo un espèculum con el que se aplicaba electricidad vía vaginal a los bebes en el vientre de la madre secuestrada, median previamente el peso del feto, por aplicar la potencia necesaria para destruir las neuronas sin matarlo, y esto era explicado con detalles a los padres y familiares buscando romper su moral y que así delataran a otras víctimas.
Es decir que si alguna víctima sobreviviente o algún familiar tomara la justicia en sus manos, transformándola en venganza, poca gente se lo habría criticado.
Y en treinta años, con centenares de miles de personas con la vida destrozada por la represión, no ha habido ni un solo caso de revancha.
Ni uno solo, porque lo que reclamamos es justicia, porque no somos como ellos, no somos asesinos.
La inconstitucionalidad de los indultos abrió una puerta al juzgamiento de los criminales y no tan sólo para que la justicia llegue treinta años tarde, no. Lo trascendente es que las fuerzas de represión y de corrupción (no hay peor forma de corrupción que sacarle la vida a una persona por sus ideas) hoy recicladas en represión “legal y democrática” tendrán que entender que no tienen impunidad.
Incluyendo que no tienen impunidad para matar maestros, como en Neuquén.
Sí, una verdadera Victoria del pueblo argentino, mucho mas trascendente que cualquiera victoria futbolística.
A pesar de todo, no siento alegría, sí una gran satisfacción y fuerza para continuar luchando hasta que todos los represores se pudran a la prisión, pero no puedo sentir alegría con la sombra oscura de las ausencias de Marina y el hijo que llevaba, de mi compañero de lucha Eduardo, de Quito, de Norma, de Germán, de Fischer y Bufano, de tantos compañeros y amigos, de los cuales tan sólo vive el recuerdo en nuestra lucha.
No perdonamos, no olvidamos, exigimos justicia, donde vayan los iremos a buscar,


Tomado de una carta del Sr. Diego Arcos
Barcelona julio de 2007

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