Lo último en hidratación de la piel

A partir de los 20 años la piel pierde casi un litro de agua diariamente, por factores como la actividad física, la contaminación, el clima, la calefacción, los limpiadores agresivos o el estrés. Tomar agua y ayudarse con productos hidratantes es primordial para retardar el envejecimiento. Y cada vez son más las alternativas disponibles en el mercado.

Según explica la dermatóloga Patricia Apt, una buena higiene e hidratación son los cuidados básicos que ayudan a mantener una piel sana y protegida. Asimismo, el consumo de agua y una alimentación abundante en frutas y verduras aportan las vitaminas que la piel necesita para su adecuada defensa.

Pero la edad, la genética, las enfermedades, la alimentación, el estrés, son factores que inevitablemente llevan a nuestra piel a envejecer y perder su natural hidratación. Tampoco ayudan mucho la contaminación, los cambios de temperatura entre estaciones, el viento, el frío o la calefacción.

Sin embargo, con tantas alternativas para la hidratación, hoy resulta casi una obligación mantener la piel joven y bien cuidada. Existen hidratantes para cada tipo de piel. En todos los casos, la elección depende de la afinidad de la textura con la piel, del gusto personal y de las condiciones ambientales.

Las pieles normales necesitan una hidratación ligera y libre de grasa, las pieles grasas deben utilizar productos hidratantes poco grasos y en las pieles mixtas debe aplicarse una hidratación propia de pieles grasas en la zona T (frente, nariz y barbilla) y otra para pieles secas aplicada en el resto de la cara y el cuello; y las pieles secas deben utilizar hidratantes protectores y nutritivos para compensar a la vez la pérdida de agua y la insuficiencia de grasa.

Una forma sencilla para evaluar el grado de hidratación de la piel consiste en presionar la piel con un dedo y estirar de forma descendente; si se observan rayitas también descendentes, nuestra piel está deshidratada. Entre las alternativas en tratamientos hidratantes están:

Cremas y aceites hidratantes: En el mercado hay para todos los gustos, permiten recuperar la humedad perdida y son particularmente útiles si el frío y el viento resecan la piel. Lo importante es que la piel absorba bastante agua en forma activa o pasiva; a muchas cremas se les agregan sustancias cosméticas para desmanchar o prevenir las arrugas, pero lo importante es que contenga propiedades hidratantes y emolientes, lo que permite recuperar el agua, dice la doctora.

Sueros: Son concentrados de hidratación, que contienen varias de las vitaminas esenciales para nuestra piel. De composición acuosa, los hay para evitar el envejecimiento, hidratar y/o regenerar, y como son especialmente ricos en principios activos producen un resultado rápido y visible. Ayudan en la reconstrucción celular, calman e hidratan.

Oxígeno: La aplicación de oxígeno en el rostro es la última moda en los tratamientos de belleza. La ducha facial de oxígeno combina la emisión de oxígeno puro con principios activos que penetran en la capa interna de la piel, epicentro de su salud y luminosidad. Aumenta la eficacia del sistema de enzimáticos antioxidantes, eliminando así los radicales libres.

Mascarillas naturales: Son auténticos refuerzos de hidratación cuyo efecto se percibe de inmediato: además de dejar la piel más suave y el tono más luminoso, alisan visualmente las arrugas. Una de las más utilizadas es la de Aloe Vera, un poderoso regenerador e hidratante natural. Se extrae la gelatina de una hoja y se aplica batida junto a un chorro de aceite de oliva. Se puede aplicar a cualquier parte de la piel, dejando actuar 15 minutos.

Hidroterapia: También es posible restablecer la humectación normal de la piel aplicándose baños de inmersión por medio de la hidroterapia. Si uno alterna frío y calor, se da una mayor circulación y aumento del drenaje y oxígeno en los tejidos. Para mejorar la piel, es bueno realizar baños de inmersión agregando aditivos de suero de leche y salvado. Los aditivos son absorbidos por la piel y por las vías respiratorias.